Obras de Manuel Gutiérrez Nájera: Prosa, Volumen2

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Estab. Tipográfico de la Oficina, Impresora del Timbre, 1903

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Página 186 - Les marronniers du parc et les chênes antiques se berçaient doucement sous leurs rameaux en pleurs. Nous écoutions la nuit: la croisée entr'ouverte laissait venir à nous les parfums du printemps; les vents étaient muets; la plaine était déserte; nous étions seuls, pensifs, et nous avions quinze ans!
Página 13 - con el cancerbero. ¡ Qué mal organizada está la sociedad ! Comelli, con un clavel en el ojal, descansa en una silla desvencijada. Los miembros de la prensa volante le acosan con sus reiteradas peticiones: ¡Como las gotas que en verano llueven Con el ardor del sol, nacen poetillas! Comelli no se inmuta, expide pases, admira la muchedumbre de escritores, más
Página 371 - es innegable, y así lo reconocen y confiesan todos los críticos serios de la Península. La ingeniosa frase de Leopoldo Alas: « tenemos dos poetas y medio, Campoamor, Núñez de Arce y Manuel del Palacio,» me parecería exacta si no estuviera redactada así, sino en esta forma: tenemos dos poetas, pocos medios poetas y muchos centavos de poetas.
Página 263 - Amores cante, Venga Lelia á mi lado Y el vino escancie; Pero no en cinceladas Corintias copas, Porque el vino de Lesbos Se liba en rosas. El amor nos lo brinda Y el que lo bebe. Arder en sacro fuego Feliz se siente. ¡Es dulce como el néctar Que en los festines De olimpo, Ganimedes Alegre sirve! ¡Que venga Lelia hermosa Y sus
Página 241 - Madre naturaleza, ya no hay flores Por do mi paso vacilante avanza, Nací sin esperanza ni temores Vuelvo á tí sin temores ni esperanza!
Página 214 - C'est le destin. Il faut une proie au trépas. Il faut que l'herbe tombe au tranchant des faucilles. Il faut que dans le bal les folâtres
Página 34 - mí me lo parecen. Argensola decía que ese cielo azul que todos vemos, ni es cielo ni es azul!
Página 250 - medita, Se inunda el cielo de resplandores Y Siebel deja su haz de flores En la ventana de Margarita. ¿Oísteis ese breve tono de Gounod? Pues, Siebel es el poeta; su libro, el haz de flores. Veintiocho composiciones, y las más son cortas, forman el precioso volumen.
Página 186 - Ce n était qu'un murmure; on eût dit les coups d'aile d'un zéphyr éloigné glissant sur des roseaux et craignant, en passant,
Página 363 - Tocó en el haz del agua Su cabellera blonda, Quebró la frágil onda Su frente virginal; Dejó el agua mil hebras Entre sus rizos rotas Y á unirse volvió en gotas Al limpio manantial.

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